El Reiki es una técnica de origen japonés que trabaja la energía vital del cuerpo a través de la imposición de manos. Durante una sesión de Reiki, la persona se recuesta, completamente vestida, mientras el terapeuta canaliza energía a través de sus manos hacia diferentes puntos del cuerpo, con el objetivo de armonizar el flujo energético y favorecer el bienestar físico, emocional y mental.
Cada sesión es una experiencia única. Algunas personas sienten un profundo estado de relajación, otras pueden experimentar sensaciones como calor, frío o cosquilleo. Es un espacio de pausa, de reconexión con uno mismo, donde se liberan tensiones, bloqueos y se favorece el equilibrio interior.
El Reiki no sustituye la medicina convencional, pero puede ser un complemento muy beneficioso en procesos de estrés, ansiedad, dolor crónico, insomnio o incluso en etapas de cambio o crecimiento personal. No hace falta «creer» en nada: simplemente estar abierto a recibir.